domingo, 2 de septiembre de 2018

¿Qué es lo que me caracteriza? Aquí va la respuesta...


Recuerdo que, por allá cuando tenía 11 o 12 años, al salir del colegio, me gustaba ir al aeropuerto El Dorado de la ciudad de Bogotá, a ver los aviones y las personas que iban y llegaban. Por aquella época, el aeropuerto tenía en el segundo piso un gran ventanal que permitía ver los muelles de abordaje, y las aviones que salían y llegaban de mi ciudad. Recuerdo que me emocionaba ver llegar vuelos desde muchas ciudades, dentro y fuera de Colombia, y que me gustaba sentarme a imaginar cómo serían esos sitios maravillosos, cómo serían sus casas, sus calles, su estilo de vida.

No puedo negar que sentía envidia de las personas que iban y venían, de las personas que se despedían de sus familiares para cruzar aquellas puertas de vidrio, forradas con papel blanco, que daban al área de inmigración y que, para mí, significaban (y aún significan) el inicio de una aventura, de un viaje que quizás te lleve a algo desconocido.

Ahora que pienso en aquellos años y en todas las veces que me encontré solo, en el segundo piso del aeropuerto El Dorado, me doy cuenta que todo tenía una razón de ser, me doy cuenta que una de las cosas que me caracterizan es mi interés por conocer, por descubrir, por estar donde no he estado antes, por avanzar, por exponerme a sitios, a culturas, a personas que han vivido vidas que no me alcanzo a imaginar. Por supuesto, también me doy cuenta que aquellas idas al aeropuerto indicaban mi deseo profundo de “conquistar” el mundo, de llegar más allá de donde mis “limites” me lo permitían, de alcanzar lo que era inimaginable para mí, para mi entorno.

Esta semana alguien me preguntó qué me caracterizaba, y ahora que he tenido tiempo para pensar mejor en aquella pregunta y, por supuesto, en su respuesta, llego a una conclusión. Lo que me caracteriza es la pasión por descubrir, por soñar y por imaginar cómo es el mundo (en el sentido más amplio que la palabra mundo pueda tener, abarcando temas académicos, temas sociales, temas laborales, entre otros muchos más), y por palpar ese mundo, por hacerlo real. Y es esta pasión la que me ha llevado a emprender viajes de muchas naturalezas, viajes académicos como en el que me encuentro ahora que estoy haciendo mi doctorado, viajes espirituales en donde me doy el espacio de encontrarme, de conocerme y reconocerme.  Viajes al rededor del mundo que me han llevado a conocer 45 países diferentes en cuatro continentes, a tener amigos en múltiples latitudes, a añorar estar con ellos, y a desear conocer muchos lugares más. Viajes largos, viajes cortos, viajes cómodos, viajes no tanto, viajes que me han retado y que, por sobre todas las cosas, me han hecho ser quien soy hoy.

La vida misma es un viaje, es un recorrido que me ha mostrado diversos paisajes, diversos puntos de vista, diversas altitudes, y diversos pisos climáticos. Cuando hoy pienso en qué me caracteriza, me respondo que quizás mi mayor cualidad se resume en una frase: “soy un viajero” de la vida, del mundo, de experiencias, de retos, de aprendizajes, de sueños y de realidades. Espero que la vida me siga mostrando oportunidades para viajar, para soñar, para descubrir y para hacer que las cosas pasen.

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