lunes, 26 de octubre de 2015

¿Qué y cómo aprendemos los adultos?

     Recientemente tuve la oportunidad de facilitar un taller dirigido a un grupo de funcionarios, de cargos medios y altos, todos pertenecientes a la misma organización. Fue un programa demandante tanto en la preparación como en la implementación, y quiero compartir con ustedes algunas de las reflexiones que me surgieron a raíz de esta experiencia.

1.- ¿Qué buscamos aprender cuando somos adultos?



Según las diferentes aproximaciones del aprendizaje de adultos que conozco, los adultos buscamos la adquisición de herramientas prácticas que sean de fácil aplicación en nuestro puesto de trabajo. Esto, en otras palabras, se relaciona con la necesidad de generar aprendizajes significativos – relacionados con nuestras experiencias propias y con el uso evidente en el contexto personal propio. 
Sin embargo, mi reflexión en este punto se enfoca que la búsqueda de herramientas de fácil aplicación en el trabajo puede limitar el desarrollo de competencias y su transferencia a otros entornos. Entiendo por competencia la interrelación de conocimientos conceptuales (declarativos), procedimentales (habilidades y paso a paso) y actitudinales que me permiten ejecutar una labor de forma exitosa. 

Adquirir y utilizar meras herramientas (conocimiento procedimental), sin revisar los conceptos que las sustentan, hace que desarrollemos una habilidad, no una competencia. Entonces, ¿estamos interesados en el desarrollo de competencias o de sólo habilidades cuando somos adultos?

2- ¿Qué impacto tiene la experiencia profesional en nuestros intereses de aprendizaje?

Esta pregunta tiene una alta relación con la anterior; sin embargo quise analizarla por separado para poder incluir otras variables que pueden influir en su respuesta. Siempre he dicho que los entornos laborales – e incluso académicos –, y sin necesidad de generalizar, fomentan la competencia de orientación al logro y al resultado. 

Pero, ¿nos hemos detenido a pensar el significado que le estamos otorgando a esta competencia? Aparentemente tenemos una necesidad por lograr cosas, por mostrar que avanzamos, que producimos, que estamos aportando valor a las organizaciones. En pocas palabras, tenemos una necesidad por lograr resultados, por llegar a la meta, sin detenernos a pensar en el proceso, en el camino que seguimos y en las cosas que hacemos.

Según he visto en mi experiencia laboral, la necesidad que desarrollamos por conseguir resultados rápidos se transfiere a los entornos de aprendizaje y de entrenamiento, disminuyendo nuestro interés por aprender teorías y conceptos, y aumentando el foco en las habilidades. 

Merece la pena reflexionar, entonces, si la experiencia laboral limita el interés -¿y la capacidad?- del aprendizaje a cuestiones netamente procedimentales y, también, el impacto que puede tener el desempeño y desarrollo de las personas la no adquisición de saberes conceptuales.

Escribir esto me ha hecho recordar algo que me dijo recientemente mi directora de tesis doctoral… “es que tú tienes una mente conceptual”… ¿Acaso las personas que somos más conceptuales desarrollamos un interés más profundo por labores académicas que por labores aplicadas?

Me gustaría leer sus impresiones y comentarios sobre estos dos puntos, para así poder ampliar la reflexión y comprensión sobre qué y cómo aprendemos los adultos.

¡Saludos a todos!

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