El coaching es un proceso que se ha posicionado como una de las metodologías de preferencia para el desarrollo del talento humano en empresas, y que se asocia ampliamente con la oportunidad de observar, descubrir, reconocer, aprender y gestionar los recursos personales, grupales y hasta sociales.
Definido como el “desbloqueo del potencial personal para maximizar el desempeño, y para sacar lo mejor de las personas” (Creasy & Paterson, 2005), el coaching ha trascendido desde las empresas y hace poco más de una década se está implementando con éxito en instituciones educativas del Reino Unido, Estados Unidos y Australia.
Definido como el “desbloqueo del potencial personal para maximizar el desempeño, y para sacar lo mejor de las personas” (Creasy & Paterson, 2005), el coaching ha trascendido desde las empresas y hace poco más de una década se está implementando con éxito en instituciones educativas del Reino Unido, Estados Unidos y Australia.

Hace algunos años, mientras completaba mis estudios de Maestría en Psicología de Negocios y Educación en una Universidad Alemana, escuché por primera vez acerca del Aprendizaje Basado en Problemas. Mi atención se enfocó desde el inicio en uno de los principios de esta metodología: la transformación que debe experimentar el rol del profesor dentro del proceso de educativo, desde la mera transmisión de información, hacia acompañar el proceso del aprendizaje de sus estudiantes.
Pero, ¿qué implica la transformación del rol? y sobre todo ¿qué implica la transformación de los profesores mismos? Son dos cuestiones que aunque parecen abordar el mismo tema, tienen alcances diferentes.

Por otro lado, la transformación de los profesores se relaciona con quiénes somos las y los profesores. Somos seres humanos que pensamos, sentimos y actuamos. Somos personas con una historia personal, con una historia educativa específica, que seguramente hemos recibido formación en temas particulares. Hablar de la transformación de los profesores como personas, implica hablar de cómo gestionan sus creencias y motivaciones acerca de qué implica ser profesor, acerca del sentido del proceso educativo, acerca de sus aportes, logros y miedos.
A través del Coaching Educativo he encontrado una alternativa para apoyar la transformación del rol docente y de las personas que ejercen esta función a través de un proceso de formación que implica la adquisición y desarrollo de habilidades propias del coaching que mejoran la calidad docente y propician el cambio de las metodologías pedagógicas tradicionales que promueven el protagonismo del estudiante en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

“… yo siento que ha influido significativamente, porque me hizo ser consiente de muchas más cosas que antes yo no puntualizaba tanto; entonces me hizo ser muchos más consiente de esa relación inicial de confianza que tengo que establecer con ellos [los estudiantes], me hizo un ser mucho más consiente de la importancias de escucharlos, de no solamente verlos con lo que me dicen ahí en clase, sino de poder escucharlos y verlos, con sus realidades, con sus diferencias…” (Participante 2014).
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