miércoles, 18 de febrero de 2015

¿Qué y por qué el Coaching Educativo?

El coaching es un proceso que se ha posicionado como una de las metodologías de preferencia para el desarrollo del talento humano en empresas, y que se asocia ampliamente con la oportunidad de observar, descubrir, reconocer, aprender y gestionar los recursos personales, grupales y hasta sociales.


Definido como el “desbloqueo del potencial personal para maximizar el desempeño, y para sacar lo mejor de las personas” (Creasy & Paterson, 2005), el coaching ha trascendido desde las empresas y hace poco más de una década se está implementando con éxito en instituciones educativas del Reino Unido, Estados Unidos y Australia. 

De acuerdo con Knight (2012), “el interés por implementar el coaching en las escuelas se ha incrementado por diferentes razones; las dos más importantes son: (a) el creciente reconocimiento de la calidad de los profesores como factor crítico en el éxito de los estudiantes; y (b) el reconocimiento paralelo de que las metodologías y formas tradicionales del desarrollo profesional son ineficientes". 

Hace algunos años, mientras completaba mis estudios de Maestría en Psicología de Negocios y Educación en una Universidad Alemana, escuché por primera vez acerca del Aprendizaje Basado en Problemas. Mi atención se enfocó desde el inicio en uno de los principios de esta metodología: la transformación que debe experimentar el rol del profesor dentro del proceso de educativo, desde la mera transmisión de información, hacia acompañar el proceso del aprendizaje de sus estudiantes. 

Pero, ¿qué implica la transformación del rol? y sobre todo ¿qué implica la transformación de los profesores mismos? Son dos cuestiones que aunque parecen abordar el mismo tema, tienen alcances diferentes.  

La primera pregunta está relacionada con la transformación del rol docente, y nos lleva a reflexionar acerca de cuál es la labor que tiene dentro del proceso educativo. Desde mi experiencia como profesor y también como estudiante, este rol se ha enfocado en la transmisión de información, en donde el docente es la principal fuente de conocimiento y es la persona que evalúa y da cuenta de los resultados que los estudiantes obtienen. Se refiere entonces a un rol experto que tiene un nivel de conocimiento avanzado en un tema específico, y que cumple el papel de transferir sus saberes a otras personas. Esta pregunta nos lleva a pensar, entonces, en cuál es el nuevo alcance que debe tener el rol docente y en las habilidades y conocimientos que deben desarrollar y adquirir los profesores para asumir este nuevo alcance dentro del proceso enseñanza-aprendizaje.

Por otro lado, la transformación de los profesores se relaciona con  quiénes somos las y los profesores. Somos seres humanos que pensamos, sentimos y actuamos. Somos personas con una historia personal, con una historia educativa específica, que seguramente hemos recibido formación en temas particulares. Hablar de la transformación de los profesores como personas, implica hablar de cómo gestionan sus creencias y motivaciones acerca de qué implica ser profesor, acerca del sentido del proceso educativo, acerca de sus aportes, logros y miedos. 

A través del Coaching Educativo he encontrado una alternativa para apoyar la transformación del rol docente y de las personas que ejercen esta función a través de un proceso de formación que implica la adquisición y desarrollo de habilidades propias del coaching que mejoran la calidad docente y propician el cambio de las metodologías pedagógicas tradicionales que promueven el protagonismo del estudiante en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Este programa de formación empieza a consolidar el cambio en las personas que lo han tomado, y se proyecta como una alternativa sostenible para apoyar la transformación requerida por nuestro sistema educativo. Les dejo aquí un comentario de uno de los profesores que lo tomó, y los invito a que hagan parte de nuestras próximas generaciones de profesores entrenados en Coaching Educativo.

 “… yo siento que ha influido significativamente, porque me hizo ser consiente de muchas más cosas que antes yo no puntualizaba tanto; entonces me hizo ser muchos más consiente de esa relación inicial de confianza que tengo que establecer con ellos [los estudiantes], me hizo un ser mucho más consiente de la importancias de escucharlos, de no solamente verlos con lo que me dicen ahí en clase, sino de poder escucharlos y verlos, con sus realidades, con sus diferencias…” (Participante 2014).

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